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El ROI de la experiencia de cliente: lo que no se mide, cuesta

Escrito por Redacción | 15-abr-2025 10:03:15

La experiencia de cliente afecta directamente al retorno de inversión (ROI). La pregunta ya no es si la CX importa. Es: ¿Cuánto te cuesta ignorarla? 

En 2013, Target (uno de los gigantes minoristas más reconocidos de EE. UU.) decidió expandirse al mercado canadiense. Todo parecía ir viento en popa: más de 100 tiendas abiertas en tiempo récord, una inversión de más de 7.000 millones de dólares y una marca con fuerte reconocimiento internacional. Pero algo falló. La experiencia de cliente fue un desastre: estanterías vacías, sistemas de inventario colapsados y empleados mal capacitados. ¿El resultado? Clientes frustrados, pérdida de confianza y el cierre total de operaciones en menos de dos años. Más de 2.000 millones de dólares perdidos y una reputación golpeada para siempre. 

Ahora, en el otro extremo del espectro, Banco Santander lidera la transformación digital en el sector financiero europeo. En el 2024 realizó una inversión de 3.600 millones de euros en tecnología propia y formación de equipos, logrando unificar procesos, mejorar la experiencia del cliente y ahorrar millones en eficiencia operativa. Hoy, no solo ha optimizado su rendimiento interno: ha fortalecido la lealtad de sus clientes y generado un ROI positivo tangible en cada punto de contacto. 

Estas dos historias muestran que la experiencia de cliente no es solo un tema de percepción: es un factor estratégico con impacto directo en resultados. 

¿Qué es el ROI de la experiencia de cliente (CX)? 

El ROI (Return of Investment) mide cuánto beneficio genera una inversión respecto a su coste: 

ROI = (Beneficio – Inversión) / Inversión 

En el caso de CX, ese beneficio se traduce en ingresos, ahorro de costes, retención, recomendaciones, reputación y crecimiento. 

Pero ¿Qué entendemos por experiencia de cliente (Customer Experience - CX)? Es la percepción total que un cliente tiene de una marca tras interactuar con ella en todos sus puntos de contacto: desde un chat hasta una sucursal, desde el onboarding hasta la resolución de un problema. Un diseño inteligente de CX no solo mejora esa percepción, sino que crea valor sostenible. Es, en esencia, el creador del beneficio en la ecuación. 

Y las cifras lo confirman: según Forrester Consulting, las empresas que priorizan la experiencia del cliente crecen 1,7 veces más rápido que aquellas que no lo hacen (Forrester Consulting, 2021). 

Cómo medir el ROI de CX (sin perderte en números) 

Medir el retorno de la experiencia de cliente requiere alinear métricas emocionales con resultados tangibles. ¿Cómo lo podemos realizar?: 

1. Establece métricas clave de CX 

Para empezar, necesitas tener claras las métricas de experiencia más comunes: 

  • NPS (Net Promoter Score): mide la probabilidad de que un cliente recomiende tu marca. 
  • CSAT (Customer Satisfaction Score): puntúa la satisfacción tras una interacción o compra. 
  • CES (Customer Effort Score): indica cuánto esfuerzo le tomó al cliente resolver un problema. 
  • Tiempo de resolución, tasa de repetición de contacto, abandono de carrito, etc. 

Estas métricas deben asociarse a métricas financieras o de negocio para evaluar el impacto real. 

2. Vincula la experiencia con el comportamiento del cliente 


Aquí es donde ocurre la magia del ROI. Por ejemplo: 

  • ¿Qué porcentaje de clientes con NPS alto compran más? 
  • ¿Los que puntúan alto en CSAT permanecen más tiempo? 
  • ¿Los que viven una buena experiencia digital tienden a reducir llamadas al call center? 

3. Calcula el impacto financiero 

Usa una fórmula sencilla: 

ROI de CX = (Ingresos adicionales + costes evitados – inversión en CX) / inversión en CX 

Por ejemplo, si formar a tu equipo comercial en experiencia de cliente cuesta 20.000 €, y eso reduce la fuga de clientes en un 10 %, lo que representa un ahorro de 60.000 € en un año… entonces tu ROI es del 200 %. 

A continuación, os mostramos algunos ejemplos de cómo puede expresarse el beneficio: 

  • Aumento de ingresos: más ventas por cliente, mayor conversión, upselling/cross-selling. 
  • Ahorro de costes: menos llamadas de soporte, menor rotación de clientes, menor CAC (coste de adquisición de cliente). 
  • Reputación y fidelidad: aumento del valor de marca y reducción del churn. 

 4. Usa modelos predictivos o atribución

En empresas más maduras digitalmente, es posible incluso predecir el impacto de una mejora en experiencia a futuro: “Si mejoramos el CES en 1 punto, se reducirá el churn un 4 %, lo que equivale a X ingresos recuperados”. 

También puedes usar modelos de atribución: asignar peso porcentual al rol que juega la experiencia de cliente en una compra, frente a otras variables como precio, producto o ubicación. 

 B2B y B2C: diferentes ritmos, mismo retorno 

Aunque la experiencia de cliente se vive diferente en B2B y B2C, el ROI sigue el mismo principio: invertir en mejores experiencias genera más valor a largo plazo. 

  • En B2C, el consumidor decide en segundos, movido por la facilidad, la atención o el trato. Un mal chat, una respuesta lenta o un proceso engorroso pueden hacer que abandone el carrito… o la marca. El caso de Target en Canadá es un ejemplo perfecto de cómo no invertir correctamente en B2C (ni en la formación de equipos ni en tecnología bien adaptada) puede destruir una expansión millonaria en meses. 
  • En B2B, la fidelidad se construye a través de relaciones profundas. Cada punto de contacto (una propuesta clara, un soporte eficiente, una gestión posventa cercana) puede marcar la diferencia entre conservar o perder un contrato clave. el enfoque del Banco Santander ilustra lo contrario a Target: un plan a largo plazo, orientado a la experiencia del cliente y apalancado por formación y tecnología propia, no solo generó ahorros sino también lealtad, eficiencia y ventaja competitiva. Gracias a esta transformación, ha ganado múltiples reconocimientos, entre ellos el “Best Bank in the World for Innovation in Digital Banking” por Global Finance (2023) y el Premio de The Banker a la mejor banca digital en Europa. Todo esto, junto a su plan “One Transformation”, ha permitido al banco automatizar procesos, personalizar la atención y fidelizar clientes de forma escalable. Más que una inversión, su enfoque en CX ha sido un multiplicador de valor a largo plazo. 

¿Y si el ROI comienza con las personas? 

La tecnología ayuda, pero son las personas quienes hacen que la experiencia funcione o falle. Un cliente no recuerda tanto el sistema que usaste, sino cómo lo hiciste sentir. Aquí es donde muchas organizaciones se quedan cortas: invierten en herramientas, pero no en formar a sus equipos en experiencia de cliente. 

Con esta acción se reducen errores, elevas la empatía y conviertes cada punto de contacto en una oportunidad para fidelizar y rentabilizar.